jueves, 14 de junio de 2007

1.Esther

LOS QUE NO TERMINARAN DE LEER EL PRIMER CAPITULO TIENE AHORA SU OPORTUNIDAD.

Era aun muy temprano cuando Esther se despertó, como de costumbre, para salir a hacer ejercicio. Bajó a Duquesa de la cama y se vistió rápidamente antes de de bajar a desayunar. Duquesa era la gatita siamesa de Esther.
Esther era un chica de unos 15 años. Sus ojos eran de un azul pálido intenso y su pelo era negro como la noche y ligeramente ondulado. La chica usaba gafas, pero solo en algunas ocasiones: leer y estudiar. A Esther le gustaba leer, dibujar (cosa que hacia bastante bien), hacer deporte y viajar por el mundo con su abuela. Esther vivía con su abuela, Sofía, en Barcelona, aunque su familia procedía de Larisa una ciudad al norte de Grecia. Según le había dicho su abuela ella era huérfana, debido a que sus padres murieron en un accidente de coche, por eso nieta y abuela vivían juntas en una enorme y antigua mansión a las afueras de Barcelona.
La chica salió de su habitación y bajó a la cocina saltando de dos en dos los grandes escalones que dirigían a la primera planta de la casa. Cuando entró en la cocina encontró a su abuela con la cocinera preparando el desayuno. Margaret le preparó a Esther su desayuno preferido, el que siempre le preparaba o el día de su cumpleaños o cuando empezaba el instituto, o simplemente por que la chica se lo pedía: tortitas recubiertas de sirope de chocolate y nata montada, zumo de naranja recién exprimido, tostadas con mermelada y bollos de crema y chocolate.
-Buenos días abuela, buenos días Margaret- dijo Esther cogiendo un bollo-mmm…. delicioso, Margaret cada día te salen mejor, eres estupenda.
-Gracias Ther-contestó Margaret dirigiéndole una amplia sonrisa.
-Buenos días, cariño, ¿vas a salir a correr ahora?-preguntó su abuela.
-Flabo que fi-dijo la chica con la boca llena-¿Por qué?
-No hables con la boca llena. Ya que es el primer día de instituto podrías,-contestó Sofía- preparar tus cosas y recoger tu habitación, así Nazaret tendrá menos trabajo….
-Como quieras-contestó Esther terminándose el enorme vaso de zumo- Margaret, ¿me haces un favor?
-Pues claro-sonrió la mujer- ¿Qué quieres?
-Podrías hacer mas bollos para esta tarde-dijo la chica- me gustaría invitar a unas amigas.
-Ther cariño, es tarde ¿por que no subes a prepararte?-preguntó su abuela- yo iré a decirle a Víctor que te lleve al instituto.
Esther salió de la cocina, subió las largas escaleras y se adentró en su habitación. Ordenó su habitación a la perfección: hizo la cama, recogió la ropa del día anterior, recogió todos los juguetes de Duquesa…Cuando toda la habitación estuvo recogida, sacó su nueva mochila del armario y guardo sus cosas del colegio en ella.
Terminó de preparar todas sus cosas, abrió el armario de nuevo y sacó su uniforme nuevo; constaba de una elegante falda de tablas a cuadros de distintas tonalidades azules, una camisa azul celeste con una corbata igual que la falda, unos zapatos negros y unos calcetines azul marino, hasta la rodilla. Se vistió, cogió la mochila y bajó para despedirse de su abuela. Entró en el despacho seguida de Duquesa que jugueteaba entre sus pies mordiéndole los zapatos. Su abuela levantó la vista de su trabajo y le sonrió:
-¿Ya te vas? te sienta muy bien el uniforme nuevo-comentó su abuela.
-Gracias abuela-sonrió Esther- si, ya me iba pero…antes de irme tengo que…despedirme de Margaret y echarle de comer a Duquesa
-Esta bien, pero no tardes mucho que se te hace tarde, Víctor te espera fuera- dijo su abuela.
Víctor era el jardinero y chofer de las casa. Era un hombre corpulento, alegre y muy bonachón. Lo que más le gustaba a Sofía de su empleado era la manera con la que trataba a Esther. La chica era como una hija para el hombre.
Esther salió del despacho y se dirigió a la cocina para despedirse de Margaret y echarle de comer a Duquesa. Cuando terminó de hacer esas cosas salió de la casa y vio a Víctor esperándola ante una gran limusina negra. Esther bajó la gran escalinata de piedra, le dirigió una amplia sonrisa al hombre y se metió en la limusina que la llevó directa hasta el instituto, situado también a las afueras de Barcelona. El centro era un edificio con varias décadas de antigüedad, pero estaba perfectamente equipado y completamente modernizado.
Bajó de la limusina y entró al instituto justo antes de que tocara la campana. Dentro se reencontró con sus ``compañeras ´´ de años anteriores, las cuales la ignoraron, a pesar de haber pasado todo el verano sin verse. Esther se dirigió a una de las mesas y se sentó a esperar a que la profesora llegara. Cuando la profesora entró, todas las chicas se sentaron de dos en dos como todos los años. Esther se sentó sola como de costumbre, pero ese año llegó una chica nueva al instituto. La chica era una chica alta con los ojos verdes y su cabello era largo y negro como un agujero negro en mitad de la nada; su piel era blanca y parecía una linda muñeca de porcelana.
-Chicas os presento a vuestra nueva compañera-dijo la profesora sonriendo- se llama Laura y acaba de llegar de Lisboa. Siéntate en aquella mesa de allí, al lado de Esther.
Laura llegó al final de la clase donde se sentaba la solitaria Esther. La chica se sentó y le dirigió una amplia sonrisa a la que Esther contestó dulcemente. Por primera vez en mucho tiempo Esther se sintió a gusto con una compañera de clase.
Esther pasó un día fantástico con su nueva compañera de clase. Se sintió muy a gusto con Laura. Al salir del instituto, Esther salió corriendo para alcanzar a Laura antes de que la chica se subiera al autobús.
-Laura, ¿te apetece venir esta tarde a casa?-resopló la chica- iba a invitarlas a ellas-miró a sus compañeras- pero no iban a venir.
-Pero Esther… no se donde vives- dijo Laura tímidamente.
-Dame tu dirección y Víctor irá a por ti-contestó Esther- ¿te viene bien a las cuatro y media?
-Vale, apunta.
Esther tomó nota y se despidió de Laura. Luego se encaminó hacia la limusina en la que Víctor la esperaba para llevarla a casa. La chica le sonrió y se metió en el coche.
Entró en casa como un vendaval, soltó la mochila en su habitación y fue a ver a su abuela que estaba en el salón esperando a que sirvieran la comida. Esther hablaba atropelladamente porque la idea de encontrar una amiga de verdad la entusiasmaba enormemente. Sofía lo notó en seguida.
-Podrá venir ¿verdad abuela?-preguntó la chica con los ojos brillándoles de felicidad- por favor…
-Claro que si, se te ve muy feliz, debe ser una chica muy especial-comentó Sofía.
-Si que lo es, ella no es como las demás-dijo Esther- y es una amiga de verdad, lo noté nada más hablar con ella.

Ya eran las cuatro y media, cuando Víctor paró el coche frente a la casa de Laura. Llamó al portero y Laura bajó corriendo las escaleras. Cuando llegó al portal se encontró a Víctor que la esperaba sonriente frente al coche.
-¡Voy yo, voy yo!-exclamó Esther saliendo torpemente del salón.
Habían llamado a la puerta, era Laura. Esther la recibió con una gran sonrisa y la dirigió al salón para presentársela a su abuela
-Abuela, esta es Laura-dijo la chica.
-Encantada Laura-sonrió Sofía- Ther me ha hablado mucho de ti.
-Lo mismo digo señora-la chica le dirigió a la anciana una amplia sonrisa.
-Laura ven,-dijo Esther- te enseñaré la casa.
Las dos chicas se marcharon sonrientes y charlando animadamente. Pasaron toda la tarde juntas: se conocieron mejor, se comieron todos los bollos de Margaret...
-Ya son las nueve, tengo que irme-comentó Laura
-Le diré a Víctor que te lleve-le dijo Esther
-Muchas gracias por invitarme,lo he pasado muy bien-contestó Laura
Esther acompañó a Laura hasta su casa en el coche y de vuelta Víctor notó que venía muy sonriente.
-Es muy especial para ti- afirmó Víctor.
-Me conoces demasiado para engañarte-sonrió la chica-es una chica muy especial,si que lo es.


Daniel era un chico guapo de ojos grises perlinos,tenia el pelo liso, a media melena y de un negro intenso. Vestía pantalón vaquero ancho y desgastado, una camisa negra por fuera del pantalón y zapatillas deportivas.



Una tarde cuando el cielo comenzaba a oscurecer y Esther volvía a casa caminando de clase de piano, vio que Daniel la estaba siguiendo. Esther no le conocía de nada, por eso la chica salió corriendo. Días antes Esther había sentido que alguien la seguía a todas partes, pero cuando volvía la cabeza no encontraba a nadie, así que dejó de darle importancia.

Esther corría y corría, sin pensar en nada más, pero sin saber de donde ni como alguien la cogió del brazo y sintió que colocaba algo en su muñeca.


Esther apareció sentada en una enorme roca, en un bosque que ella no conocía de nada. A su lado apoyado en un árbol estaba el chico que la había estado persiguiendo.


-¡Oye tú!-rugió Ther-¿Dónde demonios me has traído?
-Estás en Brólisel,- contestó el chico-nuestro mundo.
-¿Tú eres tonto o me estas tomando por tonta?-contestó Esther- en el hipotético caso de que existieran más mundos, cosa por lo que deberían ingresarte en un psiquiátrico, mi mundo es la Tierra ¡y no esto!.
-Esther, por Irka cálmate-contestó Daniel- escúchame y podrás irte.
-¿Quién te ha dicho mi nombre?,¿quién es Irka?-Esther se acercó a él- o me contestas o te meto con las partituras.
-Cuando te tranquilices-dijo Daniel-,yo soy Daniel. pero me gusta que me llamen Dan;Brólisel es el mundo del que procedemos y en el que nos encontramos ahora; Irka es la diosa de este mundo.
-Venga ya...-dijo Ther,burlona-ahora en serio.
-Esther, va en serio-contestó Dan-,tienes que creerme.
-Dame pruebas-contestó la chica dandole la espalda-entonces, no tendré más remdio que creerte.
Dan cogió a la chica por los hombros y la encaminó hacia la linde del bosque. La linde se encontraba al acantilado. Al ver lo que se extendia ante ella, se giró hacia Dan con cara de asombro. El chico le sonrió y volvieron a internarse en el bosque. Esther volvió a sentarse en la roca mientras Dan la miraba sonriendo.
-¿Me crees ahora?-sonrió Dan
-Este...si, después de ver esto claro que te creo-dijo Esther
-¿Quieres saber como has llegado hasta aqui, no?-le preguntó Dan.
-Por supuesto,-dijo Esther- y me gustaría saber como llegar a casa.
-¿Ves la pulsera que tienes en la muñeca derecha?- Dan se acercó a ella.
Esther se había olvidado de que Dan le había puesto la pulsera cuando ella corría escapando de él. Era una pulsera preciosa: de cristal con los filos bañados en plata; era muy simple, pero aun así era una pulsera preciosa.
-Es muy bonita, apenas me conoces y ya me haces un regalo así, gracias- sonrió la chica.
-Es una pulsera élfica. Aquí en Brólisel usamos algunas joyas como transportadores,- dijo Dan devolviéndole la sonrisa-esa pulsera fue creada para ti y solo para ti.
Si quieres volver a casa no tienes mas que quitártela y viceversa. Hay una forma de viajar aquí sin necesidad de quitarte la pulsera: solo tienes que ver en que lugar quieres estar en ese momento, si en la Tierra o en Brólisel.
-Entonces… ¿mañana podré venir a verte?- preguntó Esther mirándole.
-En realidad, yo no vivo aquí, pero puedo ir a recogerte al instituto- sugirió Dan-y así me presentas a Laura.
-¿Cómo…?
-Llevo siguiéndote varios días- contestó el chico- se más de ti de lo que tú piensas. Se que antes de conocer a Laura llorabas todas las noches y que siempre te has sentido diferente.
-Es que soy diferente,- Esther se encogió de hombros- pero soy feliz siendo como soy, siendo como yo quiero ser.
Dan sonrió, se acercó a ella y secó una lágrima que resbalaba por su mejilla.
-Ther, creo que será mejor que vuelvas a casa- dijo Dan- tu abuela estará preocupada.
-Pensaré en casa, en la puerta no quiero que a mi abuela le de un infarto cuando me vez aparecer en mitad del comedor- bromeó la chica.
-Piensa en la clase de piano, me gustaría acompañarte a casa- Dan se sonrojó un poco.
-Por supuesto-sonrió Esther- ante la clase de piano, te espero allí.


Los dos chicos aparecieron de la nada ante el edificio en el que vivía la profesora de piano de Esther. Se miraron y comenzaron a caminar sin dirigirse la palabra. Había un silencio que era incomodo para ambos, así que Esther decidió romperlo:
-¿Por qué me has seguido durante estos días?
-Creo que no debes saberlo todavía,-le sonrió el chico- quizás más adelante.
-¿Sabes?, estas empezando a caerme bien- dijo Ther muy seria-los chicos no suelen hablarme y mucho menos tratarme bien.
-Eso va a cambiar,- dijo Dan rodeándole los hombros-ahora me tienes a mi y yo nunca voy a fallarte.
-Me alegra oírte decir eso- contestó Esther.
-¿Quieres que establezcamos una conexión telepática? Así podríamos estar en contacto todo el día: si estás en peligro solo tienes que conectar conmigo y acudiré en tu ayuda.
-Pero…yo no se como establecer una conexión telepática- dijo Esther
-Tranquila, tú solo déjate llevar por mis pensamientos –dijo Dan- mírame fijamente a los ojos y agarrate al recuerdo más reciente.
Esther estaba asombrada por la manera en que los pensamientos de Dan invadían su mente. Sentía como la mente del chico intentaba colarse por todos los rincones de su cabeza. Se habría pasado así durante horas, pero algo comenzó a ir mal: le dolía muchísimo la cabeza, parecía que miles de agujas candentes se le estaban clavando en el cerebro. Comenzó a respirar entrecortadamente y a gemir en silencio mientras Dan terminaba su trabajo. Entonces Esther se desplomó; no se había desmayado, pero el dolor era tan terrible que creía que se iba a morir.
-¡Esther, ¿estas bien?!- Dan se agachó junto a ella.
-Mi cerebro…me duele…-gimió y se desmayó.

Cuando Esther se despertó tenía el pijama puesto y estaba en la cama de un hospital. Al principio su visión era poco nítida y solo veía emborrado, pero con el paso de los segundos distinguió a su abuela sentada en el borde de la cama y a Dan apoyado en la puerta con la mirada perdida. La cara de su abuela estaba poblada de arrugas y tenia unas ojeras espantosas, había perdido el brillo que la caracterizaba. Su abuela sonrió al verla despertar y su cara volvió a iluminarse de nuevo.
-Voy a llamar a la enfermera,- dijo Dan desde la puerta-vuelvo en seguida.
-Espera Dan, voy yo querrás estar con ella después de tanto tiempo- Sofía sonrió y se volvió a Esther- me alegro que despertaras, cariño.
Cuando Sofía salió de la habitación Dan se acercó a la cama de Esther y le dedicó una sonrisa.
La chica estaba muy mareada y aun no entendía por que estaba allí. Le preguntó a Dan y él le explicó lo que le había pasado cuando intentaba crear la conexión telepática.
En ese momento Sofía entró en la habitación con la enfermera y Dan se separó de la cama.
La enfermera era una mujer rechoncha de piel oscura y ojos oscuros también. Se acercó a la cama de Esther y con una sonrisa comenzó a arreglar los botes de medicamentos, de suero… le dio a la chica unas pastillas mientras hablaba con ellos:
-Me gustaría tener un novio como tú, no se ha separado de ti ni un momento.
-Pero él no es…
-No podíamos tocarte sin que él estuviera presente, llevas aquí casi una semana y apenas a dormido por estar a tu lado, puedes sentirte afortunada.
-Vaya…gracias- murmuró Esther.
-No me des las gracias, lo he hecho por que he querido- dijo Dan
La enfermera le dijo a Esther que descansara y salió de la habitación. Sofía se sentó en el sillón que había en la habitación y Dan se puso de nuevo al lado de la puerta.
-Laura ha estado aquí- informó su abuela- y Almudena también… ¿desde cuándo es tan amiga tuya?
-¿Almudena? No se, nunca le he caído bien…Dan, ¿te encontraste con alguna chica de mi instituto al traerme?
-En urgencias estaba esa chica, Almudena-recordó el chico- pensaba que erais amigas.
-Ya se lo que pasa-dijo la chica- no hay mas que verte a ti y a ella le gusta cualquier cosa andante del sexo masculino.
-Vaya, no se que decir- dijo Dan
Todos se quedaron callados durante unos minutos hasta que Sofía lo rompió:
-Dan quiero que me digas cuanto te costó el taxi con el que trajiste a Esther al hospital.
-Señora D´Atolli le he dicho que no quiero que me pague el taxi, sería una grosería por mi parte- contestó el chico- ya le dije que no quería que me lo volviera a pedir, por favor.
Después de estar dos días más en observación el médico de Esther decidió que ya estaba bien para volver a casa. Ese día fue a visitarla Laura. Esther estaba radiante de felicidad al ver de nuevo a su amiga.
La enfermera entró en la habitación con una silla de ruedas para que Esther no tuviera que hacer muchos esfuerzos.
Laura ayudó a Esther a vestirse mientras su abuela arreglaba los papeles del alta médica. Cuando Esther terminó de vestirse Dan la sentó en la silla de ruedas a pesar de las oposiciones de la chica.
Laura comenzó a reírse al ver la pelea que se traían Dan y Esther. La chica le estaba soltando un discurso al chico de sus capacidades y que ella podía andar sola:
-Mira Daniel, tengo 15 años, el médico dijo que estoy bien y ya ves que puedo andar sola por que me pase estos dos últimos días paseándome por la habitación.
-Esther o me dejas que te ayude o te siento yo por la fuerza- amenazó el chico.
-Adelante si eres capaz- retó la chica.
Dan la miró divertido la cogió por la cintura, se la echó al hombro y la sentó en la silla. Laura se estaba desternillando de la risa sentada en la cama mientras Esther soltaba una larga lista de improperios acerca de los cuidados que sobraban y acerca del estupido comportamiento de Dan.
Aun riéndose Laura le dio la bolsa de Esther a Dan y empujó la silla de la chica para encontrarse con Sofía que les esperaba en el mostrador donde se encontraban las enfermeras muy sonrientes. La enfermera que pensó que Dan y Esther estaban saliendo juntos dijo:
-Ahora que está bien deberías hacerle un regalo, muchacho, es una niña muy hermosa no la dejes escapar.
Dan sonrió y siguió a Laura que seguía riéndose, ahora más disimuladamente. Dan la miró con rabia y se montó en el ascensor con ellas.
-¿Te hace mucha gracia?-preguntó Esther.
-Hombre, si te soy sincera, si-dijo Laura

Minutos más tarde los chicos y Sofía llegaron al caserón, donde Margaret, Víctor y Nazaret les esperaban ansiosos de volver a ver a la chica.
Dan, Laura y Esther subieron a la habitación de esta para pasar juntos lo que quedaba de tarde. Al entrar, Esther se sentó en el piano y sacó una partitura. El piano de la chica era un piano de cola negra y estaba situado cerca de la cama, ya que ella se relajaba al ver el piano, aunque no lo estuviera tocando.
-Tengo aquí mi violín de la última vez cuando estuvimos tocando juntas-se acordó Laura.
La chica abrió el armario de Esther y sacó la funda donde se encontraba el violín. Se puso de pie al lado del piano, montó el atril donde irían sus partituras y se colocó el violín; y comenzaron a tocar.
La música que fluía de los instrumentos era suave y melódica. Dan estaba sentado en la cama y al escuchar las música que salía de los instrumentos de las chicas era tan hermosa que pareció que el tiempo se hubiese parado. Durante minutos que a los tres chicos les parecieron horas la música estuvo fluyendo entre ellos. Laura y Esther pararon de tocar por que habían llamado a la puerta.
Laura abrió la puerta con el violín en la mano: era Sofía
-Suena muy bien, chicas-exclamó la anciana-Laura, es sábado, ¿quieres que llame a tu madre y te quedas aquí esta noche con Esther?
-¡Claro, sería genial!-exclamaron las chicas.
Sofía sonrió y cerró la puerta a salir. Esther y Laura comenzaron a hacer planes sobre esa noche, olvidándose de que Dan estaba ahí. El chico carraspeó y las dos chicas se volvieron hacia la cama donde se había tendido y miraba al techo.
-Yo también quiero pintarme las uñas y cepillarme el pelo- exclamó con voz aguda, imitando a las chicas.
Esther y Laura le miraron y comenzaron a reírse. Las dos chicas comenzaron a imaginarse a Dan con las uñas pintadas.
-No seas idiota,-dijo Esther-puedes cenar con nosotras.
-Pero que se te quite de la cabeza que vas a pintarte las uñas-ordenó Laura-, nosotras no nos las pintamos, tarugo.

Pasaron semanas y la amistad de Dan, Laura y Esther crecía de manera fuera de lo normal. Estaban a punto de llegar las Navidades y con ellas los recitales que Esther daría de piano, las vacaciones, los regalos…Y todo aquello que tanto le gustaba a los chicos.

-¡Por fin vacaciones! Aunque es extraño que no nos den las notas hasta después de Navidad-exclamó Laura-.Dentro de dos días es Navidad, ¿habéis comprado los regalos?
-Hace días-contestó Dan- seguro que os van a gustar mucho ya lo veréis.
Los tres chicos se rieron y se montaron en el autobús para ir a la ciudad a hacer las últimas compras navideñas.

Era veinticinco de Diciembre y como siempre Esther estaba despierta muy temprano, esta vez para bajar corriendo a ver el árbol de navidad. La chica se puso la bata y bajó las escaleras deslizándose por la barandilla; su abuela la esperaba al pie de la escalera para abrir juntas los regalos. Víctor, Margaret y Nazaret estaban sentados alrededor de la chimenea con una bandeja de tazas con chocolate caliente y bollos de chocolate. La chica sonrió y se giró hacia el árbol: cada año tenía más regalos debajo.
-¡Feliz Navidad!- exclamó Esther-. Ha nevado, esto es genial.
Los tres empleados y su abuela respondieron de la misma manera y se sentaron todos alrededor del árbol. La primera en abrir sus regalos fue Sofía; le habían regalado: una pluma y un libro, Víctor; unos pendientes con el collar a juego, Esther; un pañuelo de seda y un anillo, Nazaret y una bufanda y un camafeo, Margaret.
La siguiente fue Esther: una tabla de snowboard nueva, Margaret; un juego entero de pinturas al óleo con varios lienzos de distintos tamaños, Víctor; unas nuevas deportivas varios objetos para hacer deporte y un maletín nuevo de piel para llevar las partituras de clase de piano, Nazaret y unos billetes de avión para viajar a las ciudades imperiales, Sofía.
Luego le tocó a Víctor: una camisa y un libro, Esther; un ordenador portátil, Sofía; una colección de libros de jardinería y una pluma de plata, Margaret y un reloj, Nazaret.
La siguiente en abrir sus regalos fue Margaret: un camafeo y una estatuilla de plata que tenía la forma de un cisne, Sofía; unos pendientes y un CD de la música favorita de la mujer, Esther; un guardapelo y un libro de poesías, Nazaret y un reloj y unos pendientes, Víctor.
La última en abrir sus regalos fue Nazaret: varios libros y unos zapatos de salón, Esther; un billete para ir a Italia a visitar a sus hijas, Sofía; una colección de películas antiguas, Margaret y unos guantes con la bufanda compañera y un collar, Víctor.
Horas más tarde llamaron a la puerta principal. Esther escuchó el timbre y supo que eran sus amigos porque había quedado con ellos para darles sus regalos de navidad.
Se vistió todo lo rápido que pudo, pero cuando salió de la habitación Nazaret ya había abierto la puerta y estaba hablando con los chicos.
Esther les vio desde arriba de la escalera sacudiendo los gorros y los guantes de nieve.
-Dan tuvo la genial idea de empujarme del autobús y revolcarme por la nieve- le explicaba Laura a Nazaret- por cierto, ¡feliz navidad, Nazaret!
-Lo mismo digo- murmuró Dan-¡Feliz Navidad! Te hemos comprado unos regalos para navidad, os los vamos a dar a todos juntos.
-Feliz Navidad, chicos, yo también os compré algo. Iros a la cocina estamos allí todos.
Nazaret subió las escaleras al mismo tiempo que Esther las bajaba con Duquesa jugueteando entre sus pies. La chica se había puesto unos vaqueros por dentro de unas botas altas y un jersey de cuello vuelto de lana, en la mano llevaba un anorak gris perla, los guantes y un gorro; como hacía frió Esther le había puesto a la gata una especie de abrigo azul, del color de los ojos de la gata.
-Feliz navidad, Esther- Dan miró a Duquesa y le dijo a la chica- que fina eres.
-Lo se- se rió la chica-.Feliz Navidad a los dos, vamos a la cocina, seguro que Margaret habrá hecho tarta o bollos o galletas navideñas.
-Traemos vuestros regalos aquí- dijo Laura señalando un enorme bolso- vamos a devorar los dulces de Margaret.
Los tres estallaron en carcajadas y se encaminaron hacia la cocina. Cuando llegaron olieron el delicioso aroma de las galletas recién hechas y vieron un montón de regalos en la encimera junto a más chocolate caliente.
Dan se asomó al plato de galletas que Margaret había puesto junto al chocolate y después se fijó en el chocolate que tenía pequeñas nubecitas de algodón flotando en la superficie; se relamió miró a Margaret y dijo:
-Te adoro, Margaret; venía sin hambre y entre el olor y el colorcito que tienen esas galletas…
-¿A qué esperas entonces?-preguntó la mujer- coge una, aun están calientes.
-Vale cogeré una, pero después os daremos los regalos-dijo el chico mordisqueando la galleta.
Los demás se rieron por la cara de inocente que tenía Dan mientras mordisqueaba con cuidado la galleta para que le durara más tiempo y cogieron una galleta.
Laura se acercó al bolso que traían los dos chicos y comenzó a sacar paquetes que fue sumando al montón que había en la encimera. Cuando el montón alcanzó una altura considerable Esther comenzó a coger regalos y a repartirlos; el primero fue para Dan y era de parte de Esther: era un skate nuevo. El chico le dio las gracias y ahora fue él el que cogió un paquete del montón: era para Duquesa y lo había comprado Laura: era una cestita nueva de color negra y naranja, al igual que los cojines de la chica.
Ahora fue Duquesa la que escogió el paquete: era para Laura de parte de Sofía. La mujer le había comprado un violín nuevo a la chica. Luego Laura después de darle mil veces las gracias a Sofía cogió un paquete y se lo dio a Esther; el regalo no tenía el nombre de quien lo había hecho: eran entradas para el concierto del grupo favorito de la chica, una para cada amigo.
-No pensarías que iba a dejarte sin ir a ese concierto, ¿verdad?- sonrió Sofía.
Esther se abrazó a su abuela y siguió repartiendo regalos. El siguiente era para Laura y lo había comprado Esther: era un equipo nuevo para esquiar.
Después de estar casi una hora más repartiendo regalos los chicos decidieron subir a la colina de detrás del caserón a estrenar los equipos de esquí y la tabla de snowboard. Cuando Dan le dio mil veces las gracias a Sofía por el equipo de esquí y otras tantas a Nazaret por el cuaderno para dibujar y el libro de arte pudieron salir a la calle.
Los tres amigos subieron colina arriba con la ropa de abrigo ya puesta después de que Margaret se asegurase de que estaban calentitos y bien protegidos.
Cuando llegaron a la cima los chicos contemplaron las vistas y decidieron que se iban a sentar un rato en el suelo antes de comenzar el descenso.
Laura sacó la cámara de fotos que le había regalado Esther y les echó una foto a sus amigos tendidos en la nieve haciendo un ángel. Después Dan les echó una foto a las dos chicas haciendo el tonto encima de un árbol; los tres amigos echaron tantas fotos que casi terminaron la tarjeta de memoria.
Cuando ya habían descansado bastante de la subida comenzaron la bajada; la primera en bajar fue Laura, que casi se despeña contra una roca que había aparecido de la nada. El siguiente fue Dan que terminó en el suelo debido a que se chocó con la misma piedra con la que Laura casi choca. La ultima en bajar fue Esther que hizo un ejercicio perfecto con su tabla. Al llegar abajo y ver a sus dos amigos sentados en el suelo exclamó:
-¡Lo vuestro es entusiasmo y no lo que tiene Papá Noel en la noche de nochebuena!
-Tú te has deslizado más de un millón de veces por las laderas de los alpes…-jadeó Laura- lo máximo donde yo he estado ha sido en los pirineos.
-¿Entramos dentro a tomar chocolate?-preguntó Esther
-Si, por favor- suplicó Dan- casi me abro la cabeza y necesito algo calentito.

16 comentarios:

Jara dijo...

Bueno bueno, sí que os gustó la idea del blog porque veo que habéis adelantado un montón. Así me gusta, que escribáis y que os expreséis. Ahora mismo os enlazo en mi blog para que la gente os lea. Un besito grande de vuestra profe. ¡Qué bien que escribís niñas...!

elfei dijo...

muchas gracias :D queremos que nos enseñes a modificar cosas y tal, por favor.

ATTE: Marta

thebloginfraganti.blogspot.com dijo...

Hola Ángela y Marta ,soy un primo de vuestra profesora de inglés Jara que me ha hablado cosas sobre vosotras, me llamo Pablo Gómez Quesada y vivo en Almuñécar-Granada- y espero que sigais contando cosas sobre Esther y Laura. Bueno os doy ya de paso mi dirección de blog
***PINGUIPABLO***
www.thebloginfraganti.blogspot.com

Albert dijo...

Hola,soy Alberto,el primo de Jara,y hermano de Pablo.Soy más o menos de vuestra edad,pues tengo 12 años(casi 13).Me encanta que estéis escribiendo conjuntamente este blog.Me encantaría que vosotras vierais el mío,y me dejárais comentarios.Ah,también me gustaría que veais mi blog , y que me deis vuestras direcciones de Messenger,e incluso podríamos ser buenos amigos...bueno,me llaman(tengo que irme a cenar).Cumplid,por favor,con lo que os he dicho.

Atentamente:###ALBERTO###

P.D.:Por cierto,mi Messenger es: albertiko_gomez@hotmail.com

Albert dijo...

hola de nuevo.he visto vuestro perfil,y a mi tambien me gustan esos libros...jeje

###ALBERTO###

elfei y dàsbyt dijo...

por supuesto que nos pasaremos por tu blog. Ya te agregué mi messenger es coquito_gm@hotmail.com y por favor no quiero preguntas...de momento.

ATTE: Marta

Anónimo dijo...

Pero escribid algo más!

Anónimo dijo...

Oye Elfey, ¿cual es el messenger de Ángela? Pablo
***PINGUIPABLO***

elfei y dàsbyt dijo...

Angela no tiene msn,Pablo. Vale Alberto esta tarde tenia pensado escribir mas y un par de relatos ten paciencia es que he estado en Paris y no he tenido tiempo, te prometo que empezare a darle marcha a esto.

bea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bea dijo...

Hola!Me ha gustado mucho vuestro blog Marta y Angela.Escribis las dos muy bien!Bueno solo deciros que siento que al principio esto de que escribierais un libro me pareciese un atonteria;en cambio ahora os animo a que sigais escribiendo guapas!!Y de paso deciros tambien que os quiero un monton a las dos!Besitos!!VKDK,LOS MEJORES!!!!!!!!!!!!XAO MIS NIÑAS

Albert dijo...

Sería mejor que escribiéseis en diferentes entradas,si no vais a liar a vuestros lectores.Está muy bien

elfei y dàsbyt dijo...

yo creo que será mejor a entrada por capitulo, y debido a que yo no tengo tiempo para poner el capitulo entero de golpe que se acuerden de donde se quedaron.

Anónimo dijo...

hola angela y marta!!!
nos a gustado muxo vuestro blog,esperamos que sigais escribiando tb komo lo aceis hasta aora.seguid siendo tal y km aora y luchad por vuestros sueños xke kn esfuerzos conseguireis lo ke os propongais.a pesar de los enfados y las peleas os kerems muuuuxo!!!!muxos bsitos xikas!!!ARRIBA VFDK,esta santa ana va a ser la puta ostia!!!!xao xikas

Anónimo dijo...

Hola de nuevo. Está muy bien, pero deberiais escribir más y hacerlo en distintas entradas los capítulos, porque si no ni siquiera me entero de que habeis escrito algo.
***PINGUIPABLO***

Len dijo...

Que pena que ya no escribáis más.Aunque yo he leído hasta el 7º capítulo de la novela original(o el cuaderno donde la escribis, vaya)